En mi casa, esta salsa la solemos comer bien fresquita, simplemente sobre unos trocitos de pan tostado o acompañando unos filetes de pechuga a la plancha,....o sobre lo que queráis, por que sí os gusta lo picante como a mí, la podréis añadir a gran variedad de platos.
Como curiosidad, ¿sabéis porque el agua no calma el picor en la lengua después de tomar picante? La mayor parte de las especias picantes son oleosas y como ya sabéis, el agua y el aceite no se mezclan. En este caso, el agua se desliza sobre el picante en la lengua. Por eso lo que podemos hacer para calmar el picor es comer una cosa tan simple como el pan, por que éste absorbe las especias oleosas y otra solución también muy sencilla es tomar un poquito de leche, ya que contiene una sustancia (caseina) que arrastra el picante.
Ingredientes:
- Dos cebollas medianas no muy grandes
- Dos zanahorias pequeñas
- Dos guindillas rojas ( yo utilizo de las largas )
- Dos tomates medianos
- Cuatro cucharadas de aceite de oliva
- El zumo de un limón
- Sal
Preparación:
Echar todos los ingredientes en la thermomix, escurrirle el limón ( poniendo una cuchara debajo para que no caigan huesos ).
Poner el cestillo encima para que no se esparza todo por las paredes, cerrar el vaso, y programar 2 minutos, velocidad 10. Si acabado el tiempo vemos que todavía quedan muchos grumos, poner un minuto más a la misma velocidad.
Notas:
Sí tenéis muchas guindillas, por que las cultivéis, podéis hacer varios tarritos de esta salsa y cocerlos al baño maría. Así se conservarán durante más tiempo y los podréis consumir cuándo os apetezca.
Sí no os atrevéis con tanto picante podéis probar primero a ponerle solamente una guindilla, aunque a mí personalmente me gusta así, que pique bastante.